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viernes, 30 de enero de 2009

"Un Fusil y una Historia"

Desde que se comenzó con la idea de subir al blog nuestra colección de antigüedades, hemos recorrido un basto e interesante camino, poniendo al lector frente a distintas piezas y tratando de explicar cada una de ellas de la mejor manera posible, ya que al fin y al cabo, esta es la finalidad querida y deseada por nosotros.
Ponemos mucho énfasis en cuanto a la información y las fotografías de las piezas a exhibir, tenemos la convicción que este trabajo, por mas pequeño que sea, no debe realizarse a media tintas.
Desde aquella primera nota venimos respetando un hilo conductor, donde los actores principales son las piezas y sus notas, nosotros somos simple intermediarios, entre ustedes y ellas.
Hoy nos apartaremos un poco de la hueya, al decir del gaucho; y centraremos la atención no tanto en la pieza a publicar, un "Fusil Francés de Percusión", sino en la historia; pequeña historia que queremos compartirla.

Primero haremos una sucinta descripción histórica, necesaria para ubicar al lector, y luego entraremos de lleno en la historia, que nos fue facilitada por quien custodio la pieza por años, al igual que sus antesesores.
Antes de que fuera fundada la ciudad "Ayacucho", Provincia de Buenos Aires en 1866, al territorio se lo conocía con el nombre de Tandileofú.
Las tierras que ocupaban el partido, pertenecían a las extensas estancias que poblaban el sud este de la campaña, no existía centro poblacional, sino aisladas postas y pulperías que se encontraban a la vera del camino real, que unía Dolores con el Fuerte Independencia de Tandil.
Camino que era usado por las milicias apostadas en dicho fuerte, troperos y viajeros de a caballos en general.
Entre las pulperías y posta mas antiguas dentro del partido de Ayacucho encontramos la hoy inexistente: Vizcacheras”, que databa del año 1836 aproximadamente.
El fundador fue un Alemán de apellido Kolli o Cuelli, Fransisco que arrendaba una extensión de tierras, en ellas levanto la pulpería y posta mencionada.
Estaba constituida por el boliche, una casa, un amplio galpón y el corral de palo a pique, quienes tuvieron el trabajo de levantarla debieron luchar con la exterminación de las vizcachas, que le dieron su nombre.
En el año 1842 fue visitada por unos de los tantos viajeros que tuvo nuestro país y que dejaron una rica constancia del vivir, campiña adentro, en aquellos años del
siglo XIX, el visitante en cuestión fue el ingles William Mc Cann. (1)
Para comenzar con la historia, tenemos que transportarnos ciento cincuenta años para atrás:

La pulpería recién abierta, su dueño realizando los quehaceres matutinos, preparando mercadería para los puestos de estancias cercanas, en los galpones seguían pernotando unos troperos de paso, el boliche vació, todo era tranquilidad en la vizcacheras”, en aquella primavera de 1859. De repente el silencio de la pampa, se ve interrumpido por el grito de una yunta de chajas, que residían en unos juncos cerca de la pulpería y daban el aviso de que algo se acercaba, Dn. Fransisco levanta su mirada al norte y ve a una chata mediana, cargadas hasta no mas poder, dos pecheros venían tirando a paso lento, mientras que un ladero seguía el paso.

Clikee las imagenes para ampliarlas


Al arribar a la pulpería frenan para tomar un descanso, de ella baja un matrimonio, iban rumbo a Tandil a una estancia donde habían conseguido conchabarse.
Su estadía no fue larga, cargaron unos víveres, se interiorizan bien del camino a seguir y partieron despacito hasta que su imagen se perdió en el horizonte, ellos no sabían que leguas arriba les esperaba un infierno.





La hueya del camino no estaba en óptimas condiciones, pero la chata marchaba a tranco lento y segura, no había apuro en llegar todavía tenían varias horas de sol y nadie los apuraba.
Pasando los limites de la estancia “Manantiales”, el marido ve a la derecha del camino una nube de polvo, que no era otra cosa que indios pampas desaforados.
Ordena a su mujer que se esconda entre dos baúles grandes tapándose con unos lienzos que llevaban, apuro la marcha de los pingos y acomodo a su alcance un trabuco y el fusil.
Mucho no pudo adelantarse pues venia muy cargado, razón por la cual fue alcanzado rápidamente, intento con el trabuco pero no tubo éxitos y no le dieron tiempo con el fusil, fue alcanzado por las lanzas.
La carreta fue encontrada unos cien metros campo adentro del hecho sin los caballos, la mujer se salvo, no llego a ser divisada.
El baquiano que la halló entrando el sol, fue quien la acompaño hasta “la pulpería vizcacheras ya que era el lugar físico mas cercano para pasar la noche y poder descansar de tan trágico sucesos.



Al día siguiente cuando asomaron los primeros rayos del sol, unos parroquianos que pasaron la noche en la posta junto al baquiano, emprendieron viaje hacia el lugar del hecho.
Llegados al sitio, dieron cristianan sepultura al cuerpo a un costado del camino, uno de ellos encontró cajones tirados, y a unos metros de ellos se encontraba aquel Fusil que el marido no pudo disparar, debido al ataque fugaz de los pampas y que al desviarse del camino y producto del traqueteo cayó al suelo sin ser advertido por estos.

Acomodaron todo ataron unos caballos llevado para tal fin, y retornaron a la pulpería.
La mujer, de nombre Trànsito , permaneció dos días mas en la pulpería, donde de a poco fue contando el hecho y soltándose mas, de aquel trauma que le toco vivir.
No entendía como no fue descubierta, y repetía porque la divina providencia no ayudo también a su marido, Juan.
Fue atendida con todas las comodidades, y el día que partió en compañía de unos reseros, saco de la carreta el fusil de su marido y se lo entrego a Cuelli, pues no quería tenerlo consigo; partió rumbo a su pago, Chascomus, con la penosa historia en sus hombros.




Cuelli tuvo el fusil en la pulpería por varios años, hasta que un día decidió entregárselo a Pedro Curti, quien siempre lo admiraba e insistía en cómprarselo, contándole previamente como había llegado a sus manos.
El fusil estuvo bajo la custodia de Curti por un largo periodos, quien en 1895 lo lleva a la Armería y cuchillería de Ramón Fernández en Ayacucho, ya que la madera se venia deteriorando y necesitaba una limpieza, al enterarse de la historia, Fernández convenció a Curti que el arma no debía tocarse, pues cualquier arreglo en su cureña y restauración en general, borraría su pasado.
El arma permaneció tal cual y desde ese día paso a formar parte de dicho local, colgada detrás del mostrador principal.
Cerrada la armería, el fusil siguió en manos de la familia Fernández, aunque su cuidado no fue el mas óptimo, ya que estuvo casi una década en un altillo, sin el cuidado respectivo.
Un hijo de Fernández quien había aprendido el oficio de su padre, ingresa a trabajar en "Casa Barbieri", en el taller de la armería “ La Uruguaya”.

Comienza así, una rica amistad con Dn. Alberto Barbieri hijo, amante y conservacionista de las armas.
En los ratos libres ambos se ponían a dialogar sobre los distintos sistemas de dar fuego, intercambiaban opiniones, etc, etc, hasta que en una de esas charlas Fernández le comenta que poseía un fusil, y paso a narrarle la historia, que a el le había llegado de su padre.
No paso mucho tiempo en que su amigo, apareció con el fusil para obsequiárselo a Dn. Alberto, pues que mejor que este para conservarlo, y de hecho lo hizo.




Barbieri conocía la pasión por las antigüedades en especial por las armas que tenia nuestro padre, siendo muy joven, amen que lo conocía desde que nació debido a que nuestro abuelo trabajo como relojero en Casa Barbieri, antes de independizarse.
Fue así que un día le prometió que iba a traerle un arma y una historia; a finales de la década de 1970, Dn. Alberto apareció con el fusil en mano y se lo obsequio, pidiéndole unos minutos, pues quería contarle la historia que estamos compartiendo con ustedes, la cual inmediatamente mi padre escribió para no perder detalle alguno.
Hace mas de 30 años que custodiamos, este simple "Fusil Francés" que para nosotros tienen un gran valor, hemos respetado a sus antiguos poseedores y no lo hemos tocado, se encuentra tal cual lo entrego el recordado Dn. Alberto Barbieri, y no dejamos manipularlo debido a que su estado no es óptimo, en especial su cureña.
Este Fusil Francés, desde 1859 viene aguantando y contando su historia, merecía que la misma por mas pequeña que sea, se difunda.
Gracias a cinco personas que la tuvieron en su poder bien o mal cuidada, ese es otro tema, llego hasta nuestros días y no se perdió como tantas otras piezas y sus historias, que han quedado sepultadas en el olvido.
PASARAN AÑOS Y DÉCADAS Y ESTE FUSIL SEGUIRÁ RELATANDO SU PEQUEÑA Y TRÁGICA HISTORIA, PERO HISTORIA AL FIN.
QUE SUCEDIO EN AQUELLA SOLITARIA PULPERIA DE VIZCACHERAS, PARTIDO DE AYACUCHO, PASADA LA MITAD DEL SIGLO XIX.

1) Para una profundización del tema, Mc Cann, WilliamViaje a caballo por las Pcias Argentinas.
Para la parte histórica de Ayacucho y lo atinente a la pulpería Vizcacheras, se a utilizado la siguiente bibliografía:

“Desde La Tierra”, un aporte a la historia Rural del partido de Ayacucho – Pablo, Zubiaurre – 2003.-
Ayacucho”, Surgimiento y desarrollo de una ciudad pampeana" – Hector Ángel, Azeves - 1966.-
Por ultimo vaya un reconocimiento para Dn Alberto Barbieri una extraordinaria persona, que en lo personal nos lego muchas enseñansas, desde algun lugar nos estara observando y de seguro contento, con este pequeño proyecto de publicar y difundir en el blog